RECOPILAR HUMOR

Friday, February 16, 2007

Dicen que la población está envejeciendo. Los políticos piden niños.Pues no es por culpa de las mujeres, nosotras ya hacemos lo que podemos,de hecho parimos, aunque tal y como está el empleo ponte a pedir bajasmaternales… Por eso yo creo que si quieren que haya más niños, que loshombres también se embaracen. Auque no sé si eso solucionaría elproblema, porque… ¿se imaginan lo que pasaría si los hombres se quedasenembarazados? Por ejemplo, está claro que los hombres son unos flojos. No soportanel dolor. Así como las mujeres aguantamos casi hasta el último díayendo a trabajar, ellos, con lo quejicas que son, en el momento en queles diera positiva la prueba entrarían amarillos en el despacho deljefe con al rana tiesa en la mano:- Mire, mire cómo estamos… Deme la baja, que ya tengo náuseas, vengovomitando desde el laboratorio por la ventanilla. Cuando estamos embarazadas, ellos saben que no pintan nada, pero comose empeñan en agradarnos, no paran de hacernos preguntas:- ¿Qué tal te encuentras?- Muy bien, estoy fenomenal.- ¿Pero te encuentras bien de verdad?- Sí, mi amor, ya te lo he dicho…- Es increíble lo bien que te encuentras, ¿verdad?- Que sí, que estoy bien… no te preocupes, no me pasa nada. Al final eres tú la que acabas tranquilizándole a él. Si los embarazados fuesen ellos, las respuestas serían distintas:- Antonio, ¿qué tal estas?- Jodido, yo creo que estoy perdiendo hasta la vista.- Pero, ¿tan mal te encuentras?- Fatal, me quedan dos telediarios. Vas a tener que criar a nuestro hijotú sola.- Es increíble lo mal que te encuentras, ¿verdad?- Y lo que me callo, pa’ no asustarte, que la procesión va por dentro. Total, que al final también le acabas tranquilizando tú. Las mujeres, cuando estamos embarazadas, tenemos antojos porque senos agudiza el sentido del olfato. Puedes oler las palomitas del cineque está en la otra manzana, o el marisco a la plancha del bar que estádos calles más abajo:- Quiero marisco. Y te lo trae, porque ya saben eso que dicen, que si no te concedenun antojo luego al niño le sale en el cuerpo, y claro, él no quiere queel niño nazca con cara de gamba, aunque luego sea el más gamba de suclase… Si los hombres se quedasen embarazados sus antojos serían distintos.Con lo simples que son, se despertarían a medianoche diciendo:- ¡Quiero una Black & Decker! ¡Necesito hacer agujeros, ya! Y tú se la traerías, porque no te gustaría que el niño naciese con lanariz retorcida como una broca. También cambiaría la preparación al parto. Las mujeres no tenemosproblemas con eso de tirarnos al suelo. Y respirar ahora sí, ahora nodurante horas y horas. A los hombres en cuanto les dijeran: “Vamos ahacer ejercicios de relajación”, se sentarían en una mesa y sacaríanel dominó:- ¡Venga, pito doble! Una pregunta: con la tripa que tienen ya algunos hombres, ¿cómo seles pondrá cuando estén embarazados de treinta y dos semanas? Como undirigible. Más de uno en vez de romper aguas, romperán cerveza. Otra: ¿se moverá el niño más en el vientre del hombre? Seguro que sí,sobre todo cuando se pongan a roncar. ¿Cómo va a saber el niño quetiene que hacer tsk, tsk, tsk, para detener el terremoto? Y una última pregunta: ¿qué harán los hombres cuando sientan laspataditas del bebé? Las mujeres nos emocionamos y decimos: “Mira, mira,se ha movido.” Ellos directamente cantarán el gol: “¡Gol! ¡Gol de michico!”. Y, en vez de ponerle música clásica para que el niño salga másinteligente, pondrán el Carrusel Deportivo:- Es que así se relaja el niño, es oír el gol en Las Gaunas y se quedacomo una malva. ¡Esto sí que es un clásico! Una de las cosas que más cambiaría sería el cochecito. Nosotras, quesomos más prácticas, el único accesorio que le ponemos es una sombrilla,por si hace sol. Los hombres no soportarían comprarse algo que incluyesela palabra “coche” sin llenarlo de chorradas. Seguro que los venderíanen los concesionarios. Se pondrían insoportables: - El mío tiene radioextraíble, es descapotable y lleva llantas de aluminio, y un alerón…No habría ningún cochecito sin alerón. Luego habrías que verles,picándose en el paseo y haciendo adelantamientos, y el pobre niño concara de velocidad. Y el colmo: si a los hombres ya no hay quien les soporte cuando seponen a contar su mili en plan fantasma… para aguantarlos contando elparto:- ¡Bufff! Lo mío sí que fue un parto con dolor. Se había acabado laepidural, la matrona y el médico sentados encima de la tripa porquellevábamos cinco horas y nada. El niño intentándolo hacia arriba, queya estaban pensando en sacármelo por la boca. ¡Todos atacaos! Y yo:“Tranquilos; a ver, dame la tijera que me voy a hacer la cesárea…”.Tras, tras, unas puntaditas… y así que salí andando del quirófano, conmi niño en brazos, que se quedaron alucinaos. En fin, que pensándolo bien, prefiero parir a mi hijo antes que tenerque aguantar a un hombre embarazado

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